Esta comedia pasa en un
asilo de ancianos llevado por monjas, y Malvaloca es la típica mujer deshonrada con
corazón de oro. Y también la típica andaluza con sal a raudales. O sea, lo
propio para llorar y reír, que es de lo que se trataba, claro. La trama se basa
en un símil entre la protagonista y una campana, llamada la
Golondrina por los residentes del asilo, antiguo
convento. Ambas suspiran por una nueva vida, ya que la
Golondrina está rota y no suena como en sus mejores
tiempos. Un curioso toque costumbrista este, por cierto: los lugareños andan en
rivalidades con sus campanas como si fueran Joselito y Belmonte. Bien, pues Malvaloca también sueña con una
reparación (no a lo Celestina, Dios nos libre, sino moral o espiritual), porque
su antiguo novio la abandonó después de. Y hete aquí que aparece por el asilo
Leonardo, empresario de fundición. Se imaginan, ¿no?, pues eso.
Jesús LCL
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