Aunque la obra da comienzo en
plena Guerra Civil española, en “Mujeres de negro” el eje principal es el
exilio. El «desgarro» de un exilio que fragmenta la narración en varias partes
muy diferenciadas. Por un lado se encuentra el mundo del desaliento, de la
muerte (del marido de Gabriela primero y de su madre después), de la escasez y
«el ambiente hostil de una ciudad pequeña y envilecida por la mezquindad de
unos y el miedo de otros ».
En contraposición aparecerá un resplandor
de luz, una nueva motivación ante la vida, la suerte de haber podido encontrar
una posición acomodada y un respeto de los otros del que antes se carecía. En
definitiva, una apertura a los «aromas frescos y violentos».
La historia de Gabriela, una
madre impenetrable con sus sentimientos, aunque aperturista hacia nuevas ideas
sociales y religiosas, que nunca será capaz de pronunciar ningún reproche a
nadie, se entremezcla con la de su hija Juana, quien cuenta su vida en primera
persona y se convierte en protagonista absoluta de la tercera parte de la
novela.
Asistimos a un relato con un
lenguaje fluido, dinámico, sin retóricas ni artificios, muy comprensible en lo
que se desea comunicar, pero no exento de crítica social e incisivo con
respecto a la problemática educacional. Adaptado al devenir de los
acontecimientos, el estilo evoluciona desde la frescura de los años
adolescentes hacia una visión adulta, más filosófica y moral, ahondando en
detalles personales y psicológicos que rememoran las vivencias lejanas
contrastadas con la época actual.
Al final de la obra, Juana
reflexiona sobre la contraposición de los dos mundos y lo expresa de una forma
bellísima: en España «había descubierto claves de una cultura que, a distancia
nunca hubiera comprendido del todo….. la gente que había ido conociendo en
distintas circunstancias me parecía generosa, resignada y, a la vez, altiva…
España clausurada y sin embargo viva. Y luego estaba México, la tierra abierta,
el refugio, la mano generosa tendida a los vencidos».
Y por último, la decisión que
tomará Juana con respecto a su vida tiene un trasfondo ético y reivindicativo indiscutible,
reflejado magistralmente a través de uno de los consejos que le da su madre en
un momento muy puntual: «Elige algo que pueda ser para ti el cimiento de tu
existencia. Algo a lo que te puedas agarrar en los momentos malos, algo que
nadie pueda quitarte. Las personas, los afectos pasan, pero tu profesión está
ahí. Es como tu esqueleto que soporta tu cuerpo y te permite andar y moverte de
un lado a otro, un delicado mecanismo que regula el equilibro de tu vida».
Josefina Rodríguez Álvarez (8-3-1926 La Robla, León / 16-03-2011
Mazcuerras, Cantabria) tomará su
apellido artístico del escritor Ignacio Aldecoa, con quien estuvo casada de
1952 a 1969 y de quien tuvo una hija: Susana. Vivió en León y estudió Filosofía
y Letras en la Universidad Complutense de Madrid doctorándose en Pedagogía.
Allí conoció a los escritores de la Generación del 50: Carmen Martín Gaite,
Rafael Sánchez Ferlosio, Alfonso Sastre, Jesús Fernández Santos e Ignacio
Aldecoa.
En 1959 fundó en Madrid el Colegio Estilo, donde quiso
introducir nuevas ideas de enseñanza, entonces “impensables en la mayor parte
de los centros del país”.
Sus novelas más conocidas: Los niños de la guerra (1983), La
enredadera (1984), Porque éramos jóvenes (1986) El
vergel (1988). En 1990 inició una trilogía de contenido autobiográfico
con Historia de una maestra (1990), Mujeres de negro (1994)
y La fuerza del destino (1997). En 1999
escribe Mujeres al alba, en 2002 el Enigma, en 2005 publica La
casa gris (escrita en 1950) y su última novela en 2008, Hermanas.
En 2003 fue Premio de Cultura de la Comunidad de
Madrid; en 2004 Premio Castilla y León
de las Letras correspondiente a 2003; en 2005, imposición de la Gran Cruz de la
Orden de Alfonso X el Sabio y Premio Julián Besteiro de las Artes y las Letras;
en 2006, Miembro del Patronato del
Instituto Cervantes, Medalla de Oro de las Bellas Artes, Premio Internacional
de las Letras y Premio de la Fundación Cristóbal Gabarrón de las Letras.
Araceli de la Torre Yubero
Club de Lectura IES Delicias
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